sábado, 12 de febrero de 2011

Un silencio habla más que mil palabras.

-¿Volverás?

Cogió su sombrero gris, y mientras veía como la sombra de su mano, reflejada en la pared, caía sobre su cabeza, yo sentía como caían mis respuestas.

-Nunca conocí a nadie como tú.

-Entonces no te marches.

-Eres la mujer más hermosa que he conocido en mi vida, la más dulce, la más comprometida. Nunca nadie había escuchado mis plegarias como tú lo habías hecho hasta ahora. Nunca nadie había comprendido mejor el sentido de mi vida, de mi alma. Has luchado incansable, conmigo, a mi lado. No sabes cuánto he aprendido de ti. Cómo disfruté de las noches en vela, conversando. Y de esos paseos, junto al rio, junto al mar. Y cómo reíamos mientras comías helado de fresa. Aquellas madrugadas de verano, tirados en el suelo, al raso, mirando las estrellas…

-No entiendo nada, de verdad.

-No es el momento. Eres todo lo que quiero, todo lo que siempre he buscado, pero no ahora.

-¿Entonces que se supone que debo hacer, esperar?

-Volveré.

-No lo harás. Nunca vuelven.