Hoy he soñado con la ciudad a la
que nunca vuelvo. Ha sido un sueño vivo e intenso. Volvía a lugares en los que
nunca he estado. Y recordaba lo difícil que era, y es, irse. Pero también he
recordado lo difícil que es estar, y es, quedarse. Pienso en estos cuatro años.
Cuatro años que hace poco, decías, eran demasiados. Y pienso en aquella ciudad
y lo que me costó irme, y lo que me gustó quedarme. Supongo que en estos cuatro
años ha sido el único momento en el que he pensado en mí sin pensar en ti. Y
pienso que fue la única vez que me has dicho “te quiero”, pero ni siquiera en
nuestro idioma. Supongo que nunca te he llegado tanto como para eso, como para
ahora. Y ahora también recuerdo esos cuatro meses que sucedieron a la vuelta.
Esos cuatro meses en los que lo dabas todo y yo te daba todo. A pasitos
pequeños, pero tienes todas y cada una de las partes que me componen. Ya no
pienso en mí sin pensar en ti. Ya no recuerdo cómo era yo. Ya no sé qué haría
yo sin ti. Aunque tú te pienses, aunque tú te recuerdes sin mí. Yo ya solo
pienso, recuerdo y supongo, porque es lo único que soy capaz de hacer.