lunes, 19 de marzo de 2012

What´s wrong with me

Esta tarde remuevo mis apuntes de inglés. Es irónico, y un poco vergonzoso
que tenga que consultar cosas que di en tercero de escuela de idiomas para
resolver problemas que tengo en segundo de carrera. Pero en fin. Cosas que pasan.
A pesar de ello, no puedo evitar que me invada la nostalgia. Nostalgia por
otros tiempos mejores. Ya sabes lo que dicen, el pasado siempre fue mejor. De
aquellos tiempos en los que amaba lo que hacía. Cuando no había problemas, o
cuando el problema más grande no eras tú. Todo parecía sencillo, fácil, al
alcance de nuestras manos. Los sueños que cumpliríamos, en quien nos convertiríamos…todo
se daba a la improvisación y predicción al mismo tiempo. Viajes. París. Tardes
en autobuses. O en jardines. Risas con Rubén.
Olor a otoño. Y a primavera. Y también el descanso…el descanso de un no
parar constante, del oxímoron de esa vida tan grande, tan satisfactoria, tan…idealizada
en momentos en los que parece perderse el horizonte. Ahora que nada está claro,
que no hay tiempo para soñar. Que no vale idealizar un futuro que no va a
existir, y donde ya, no se por qué motivo, he perdido las ganas de reír con Rubén
o de oler a primavera. En estas tardes en las que vuelve el frio, y todas mis intenciones de que mi vida
de un giro de 360 grados para parecerse un poco mas a lo que era y un poco
menos a lo que es. Estas tardes en las que me sumerjo entre viejos apuntes y
viejas promesas que, de nuevo, no serán cumplidas.

sábado, 10 de marzo de 2012

...

Espero que se te rían los huesos. Que estés resarciéndote en tu victoria. Pero recuerda que una retirada a tiempo, no es una derrota. Y abre los ojos por una vez en tu vida para darte cuenta de que bailas sobre un castillo de naipes ya derruido. Que se cayó hace un tiempo. Y que no volverá a ponerse en pie. No por sí mismo. No por ti misma. Ahora no bebes otro néctar más que el de la victoria, y disfrutas de la “buena compañía” de unos huéspedes que acabarán marchándose, frente a unas velas que no tardarán en consumirse. ¿Qué harás entonces? ¿Qué harás cuando sea tu vela la que se derrita? ¿Seguirás esperando? ¿Seguirás esperando a que termine de decidirse ese amanecer que insinúa su salida? Pues sigue esperando, Bonita. Sigue esperando mientras tu juventud se consume, y mientras no hacen más que susurrarte al oído (si es que lo hacen), promesas vanas.