Y llegó su hora. Alzó la mano derecha y la puso sobre el pecho, al tiempo que adelantaba el pie contrario, y dijo:
-Me declaro culpable. Culpable de cerrar las ventanas mientras llueve. Culpable de mirar el mar en las tardes de invierno. Culpable de no poder olvidarte, de haberme sumido en este estado de tristeza permanente, donde ya no hay risas, amores, alegría. Culpable por negarme a pasar página, enfrascada y aun hechizada por lo que pudo ser y no fue, palabras no dichas, que aún corren por el Leteo en el que se ha convertido mi memoria, quizá esperanzada, quizá cautiva, de desear que esto no sea un punto y final, sino solo un punto y aparte. Deseosa de que los puntos suspensivos proyecten su alargada sobra hasta la eternidad ................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
-¿Algo que alegar en su defensa?
-Que ya no habrá más fiestas. Ni tampoco pasteles de Feliz Cumpleaños. Ya no será lo que pudo ser, porque simplemente no será nada. Puedo prometer y prometo no mirar más al pasado, cerrar la ventana en los días de lluvia y también los soleados. Puedo prometer y prometo hacerme con pico y pala, y levantar grano a grano la pesada arena que rodea mi alma, para enterrarte en el olvido y hacer que cumplas tu condena de destierro. Juro por mi honor lealtad al nuevo milenio, a la nueva vida que se alza y manifiesta ante nosotros como una divina señal del destino, para seguir mi camino, piedra a piedra, golpe a golpe, verso a verso….
-De acuerdo, queda condenada a tres meses de tiempo perdido, que serán compensados con horas de trabajo a la comunidad equivalentes a toda una vida, traducidas en ganas de comerse el mundo cada mañana, y antes de que se ponga el sol, ha de sentirse completamente orgullosa y satisfecha de lo acontecido cada día, conocedora de que cada uno ha de ser vivido como si fuera el ultimo. ¿Ha entendido usted bien?
-Por supuesto su señoría.
-Muy bien, quítenle las esposas.
sábado, 25 de septiembre de 2010
miércoles, 4 de agosto de 2010
Hoy he prometido tantas cosas….
He prometido dejar de mirarte, escucharte
Dejar de cruzar las calles por las que solíamos andar.
He prometido evitar tu mirada, tus gestos
Pero no hay cuchilla, indolora, capaz de arrancarme del abismo.
He prometido dejar de usar mi perfume
Ese que tanto te gustaba
Y he prometido dejar de oler el tuyo
En cada esquina, en cada puerta, en cada asiento de trenes sin vagón.
He prometido no pensar en ti
Por más que me aceche tu recuerdo, huidizo, al caer el último rayo, al mirar al mar.
También he prometido dejar de mirar las estrellas
Como caen, como corren, como iluminan las palabras.
He prometido arrastrar los recuerdos a islas desiertas
Sin naufrago capaz de llegar a sus costas con vida.
He prometido no quedarme ni un solo segundo en silencio
Para olvidar tu risa, siempre aduladora.
He prometido dejar de ver tu cara en el resto del mundo
Dejar de confundir escenas, teatros,
Donde no hay papeles de protagonista
Donde ardieron antaño butacas y guiones
Para dejar caer el telón, para dar por finalizado el último acto.
Hoy he prometido tantas cosas….que no soy capaz de cumplir ninguna de ellas.
He prometido dejar de mirarte, escucharte
Dejar de cruzar las calles por las que solíamos andar.
He prometido evitar tu mirada, tus gestos
Pero no hay cuchilla, indolora, capaz de arrancarme del abismo.
He prometido dejar de usar mi perfume
Ese que tanto te gustaba
Y he prometido dejar de oler el tuyo
En cada esquina, en cada puerta, en cada asiento de trenes sin vagón.
He prometido no pensar en ti
Por más que me aceche tu recuerdo, huidizo, al caer el último rayo, al mirar al mar.
También he prometido dejar de mirar las estrellas
Como caen, como corren, como iluminan las palabras.
He prometido arrastrar los recuerdos a islas desiertas
Sin naufrago capaz de llegar a sus costas con vida.
He prometido no quedarme ni un solo segundo en silencio
Para olvidar tu risa, siempre aduladora.
He prometido dejar de ver tu cara en el resto del mundo
Dejar de confundir escenas, teatros,
Donde no hay papeles de protagonista
Donde ardieron antaño butacas y guiones
Para dejar caer el telón, para dar por finalizado el último acto.
Hoy he prometido tantas cosas….que no soy capaz de cumplir ninguna de ellas.
martes, 20 de julio de 2010
Take the long way home

Cada aroma me recordaba a él, cada brisa de la mañana, aunque no fuera su perfume, aunque no fuera el ambientador de su coche. En cada esquina esperaba encontrarme con esa mirada dulce y a la vez furtiva, que me dijera que ya era la hora, hora de embarcarnos en un nuevo viaje, lanzados hacia la infinita línea del horizonte. Y huír, volar, soñar, con que los momentos fueran eternos, con el olvido de la urbe y los problemas, y con el único dogma de la sinrazón. Y es que era bonito pensar que los cuentos de hadas pueden hacerse realidad. Era bonito pensar que me amabas, aunque fuera mentira. Si sólo fuera por despertar y ver el sol cada mañana…daría la mitad de mi vida por volver a esos pasajes.
miércoles, 2 de junio de 2010
martes, 1 de junio de 2010
Cielo azul.
Sonido de voces, insaciable.
Circos enterrados bajo la arena.
Combate de gladiadores en mis dos hemisferios, cabeza o corazón.
Guerra interminable enfrentada mi misma, única enemiga, condenada a la búsqueda de la verdad.
Qué soy.
Qué puedo llegar a ser.
Herida abierta.
Murmullo incombustible.
Melodía de alma vacía.
Mensajes dentro de botellas.
Pero jamás respuestas.
Jamás respuestas.
Quizá llegue el día.
Quizá sea tarde.
O quizá todavía no he encontrado el valor suficiente para mirar el mar.
Acantilado alto, donde sentir la brisa.
Dulce caída.
Sonido de voces, insaciable.
Circos enterrados bajo la arena.
Combate de gladiadores en mis dos hemisferios, cabeza o corazón.
Guerra interminable enfrentada mi misma, única enemiga, condenada a la búsqueda de la verdad.
Qué soy.
Qué puedo llegar a ser.
Herida abierta.
Murmullo incombustible.
Melodía de alma vacía.
Mensajes dentro de botellas.
Pero jamás respuestas.
Jamás respuestas.
Quizá llegue el día.
Quizá sea tarde.
O quizá todavía no he encontrado el valor suficiente para mirar el mar.
Acantilado alto, donde sentir la brisa.
Dulce caída.
lunes, 30 de noviembre de 2009

En la oscuridad, me empeñaba en susurrármelo al oído para que me entrara en la cabeza ( no tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo), pero cada vez se hacía más inmenso, cada vez sentía como su presencia crecía y crecía ante mis ojos, aunque no fuera capaz de dejar pasar ni un resquicio de aire limpio entre mis pestañas. Y de nuevo, me repetía (no tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo) y es que solo la idea de tener que enfrentarme a él me aterraba. Solo cabían dos opciones, caer o salir victoriosa. Siempre es necesario hundirse para salir a flote. Pero el agua esta tan helada. Casi la siento, clavando mil cuchillos en los poros de mi piel, cortando mi respiración poco a poco, poco a poco. Su aliento, es su aliento, lo noto humeante, en mi nuca.
Vamos hazlo, salta, grita, corre, pero no te pares, no te pares nunca.
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