miércoles, 10 de octubre de 2012

 Tienes miedo. Tienes tanto miedo que no quieres salir al pasillo, oscuro, vacío. Llevas ya una hora en la puerta del salón, esperando a decidirte, esperando a que en un arrebato de valentía tus pies comiencen a andar, sigilosos pero arduos, hacia la cama. Mientras, te acompaña el ruido de la tele. Y su luz. Ésa a la que te has aferrado en este último año y medio, tapado hasta el cuello con la manta, acomodado en el sillón. Pero sólo porque el pasillo te daba miedo. Cuando por fin te decidas en un arrebato de valentía, y tus pies comiencen a andar, sigilosos pero arduos, hacia la cama, cogerás el mando y apagarás la tele. Y mientras duermes olvidarás todo aquello que has visto durante esta noche.

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